martes, 15 de noviembre de 2011

Mas que rock..

Rock
Argentina no fue inmune a la revolución cultural que significó el rock and roll como movimiento mundial. Desde inicios de los 60, los centros urbanos –Buenos Aires, Rosario, La Plata– fueron ávidos receptores del naciente género musical. Algo que caracterizó a este ingreso fue la rápida asimilación y transformación a partir de trazas locales.
Los Gatos –grupo rosarino liderado por Lito Nebbia– fueron quienes “inauguraron” la composición local de canciones de rock. Su primer hit fue “La Balsa”, escrito por Tanguito. Otras agrupaciones se sumaron al escenario abierto: Almendra –con Luis Alberto Spinetta a la cabeza– y Manal –con Javier Martínez– iniciaron un hacer musical propio, basado en la música beat que se extendía mundialmente.
Ya a finales de la década del 60, otros solistas y sus agrupaciones fueron engrosando la lista y, a su vez, ampliando la gama de estilos y subgéneros: Pappo’s Blues, La Pesada del Rock and Roll, Arco Iris (fundado por Gustavo Santaolalla) y Vox Dei incorporaron elementos más duros en la textura sonora de la época.
Los 70 se iniciaron con el nacimiento de dos bandas antológicas, lideradas por quienes llegaron a ser los máximos referentes del rock argentino: Pescado Rabioso, de Luis A. Spinetta, y Sui Generis, dúo encabezado por Charly García junto a Nito Mestre. Pescado Rabioso, exponente de un rock más áspero, y Sui Generis, que amplió los horizontes con el rock acústico, fueron ejemplos de composiciones musicales renovadoras, acompañadas por letras poéticas.
Este período marca la entrada del rock nacional a cierta masividad, con la organización de conciertos en los cuales participaban varias bandas. El hecho paradigmático fue el recital despedida de Sui Generis en 1975, que convocó a una multitud de jóvenes.
La fuerte movilización política y la instauración de una cruenta dictadura militar a mediados de los ’70 significaron el momento de mayor resistencia y contracultura de la música joven. Así, grupos como La Máquina de hacer Pájaros y Serú Girán –ambos liderados por Charly García–, Invisible –de Luis Spinetta– y solistas como León Gieco, se convirtieron en referentes, no sólo por el compromiso social de sus letras, sino también por la renovación musical que introdujeron.
A principios de los ’80, el rock nacional sufrió un impulso proveniente de un hecho poco feliz: con la Guerra de Malvinas –en 1982–, el gobierno militar prohibió la música en inglés. Esto llevó a que las radios debieran difundir música en español, beneficiando a los artistas locales, como Lito Nebbia, Moris, Piero, León Giego y Miguel Cantilo.
Con la apertura democrática, en 1983, las manifestaciones artísticas volvieron a ocupar un lugar preponderante luego de años de censura y persecución. De esta manera, se produjo una explosión de bandas y solistas que, a través de sus letras, criticaron los años de violencia y advertían sobre los problemas sociales de la época. García y Spinetta continuaron a la cabeza del rock, generando composiciones únicas, que mezclan géneros y estilos. El grupo platense Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota –liderado por Carlos “Indio” Solari y Skay Beillinson– salió a la superficie con su rock más visceral y letras de alto lirismo y crítica social, pero también reconocido por no aparecer en los medios masivos de comunicación (hecho poco frecuente a nivel mundial) y editando sus propios discos. La música más “moderna” o bailable encontró en Virus, Los Abuelos de la Nada –formado por Miguel Abuelo y el joven Andrés Calamaro– y Los Twist una estimulante base. Otros grupos, como Los Fabulosos Cadillacs o Los Pericos, incursionaron en ritmos como el ska, el reggae y el dub. Los Violadores tomaron al punk. Y Riff, fundado por el genial guitarrista Pappo, se hizo cargo del rock más duro.
Esta década también vio nacer a dos grupos que harían historia: Soda Stereo y Sumo. El primero, un trío conformado por Gustavo Ceratti, Zeta Bosio y Charly Alberti, introdujo sonidos nuevos y una cuidada estética, que lo convirtieron en líder indiscutido de América Latina. Sumo, creado por el ítalo-inglés-argentino Luca Prodán, profundizó en sonoridades hasta ese momento desconocidas en Argentina, haciendo lo que muchos llaman el “mejor reggae” local. Con su separación, se formaron dos bandas que, hasta hoy, son guías indiscutidas: Divididos y Las Pelotas.
Durante estos años también apareció en escena un grupo de músicos de la ciudad de Rosario que renovaría la escena: Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré y Fito Paéz.
La época de masividad e industrialización puede situarse, en líneas generales, a partir de la década del ’90, cuando los mega recitales se institucionalizaron como eventos consagratorios para los músicos. A la popularidad de García, Páez, Spinetta, Calamaro, Los Redondos de Ricota y Soda Stereo, se sumaron bandas como: Los Piojos y Bersuit Vergarabat, centradas en la mixtura de sonidos rioplatenses y latinos; La Renga, con un rock más crudo y un inmenso poder de convocatoria; Viejas Locas, representante del llamado rock barrial; y Babasónicos, con su música más alternativa.

Folclore argentino

FolcloreConocido como una totalidad, el llamado “folclore nacional” es el género que más subgéneros, matices, estilos y producciones condensa. Cada región del país se caracteriza por imprimir un toque distintivo a su creación, multiplicando aún más la variedad.
Desde la época colonial, el folclore se ha instalado como el género musical que aunó la composición más vinculada con los pueblos originarios y las influencias colonizadoras. La zamba, la chacarera, el chamamé, la baguala, el carnavalito o la copla son subgéneros que encuentran mayor difusión en distintas provincias y que, a su vez, se han nutrido de intercambios con países limítrofes. Los instrumentos musicales que se destacan son el bombo legüero, la caja, el sicu, el charango y la guitarra.
Su máximo referente es Atahualpa Yupanqui. Autor, compositor, guitarrista y cantor que supo retratar la identidad y realidad de cada región, interiorizándose en las viejas culturas aborígenes. Con precisión y poesía, describió la situación política de los habitantes rurales, denunciando las históricas condiciones de explotación y pobreza. “El arriero” y “Luna tucumana” son, probablemente, sus canciones más conocidas.
El listado de folcloristas es extremadamente rico y está conformado por artistas de renombre internacional. Algunos de ellos son: Horacio Guarany, Jorge Cafrune, Mercedes Sosa, Eduardo y Juan Falú, Alfredo Ábalos, Sixto Palavecino, Liliana Herrero, Los Fronterizos, el Dúo Salteño, Peteco Carabajal, Los Chalchaleros, Chango Spasiuk, Teresa Parodi, Raúl Carnota y Soledad Pastorutti, por nombrar sólo a unos pocos.
En la ciudad de Cosquín, en la provincia de Córdoba, desde hace más de 50 años, se lleva a cabo todos los veranos el festival de folclore más importante de América Latina.

El Tango

Argentina es un país con diversas identidades y tradiciones culturales que dejan su impronta en todas las manifestaciones artísticas. La música es una de las más prolíficas y ha sido una de las plataformas fundamentales para colocar al país en la escena cultural mundial, con el tango como principal abanderado. Si bien es el género musical por antonomasia al describir a Argentina, la riqueza de sus composiciones en otros géneros no es menor.
Los géneros populares son aquellos que le han otorgado el mayor prestigio: el tango, el folclore y el rock han dejado una marca en la historia de la música a través de sus composiciones originales, fusiones y reinterpretaciones.
La música clásica cuenta con un desarrollo notorio; por el Teatro Colón de Buenos Aires han pasado intérpretes de renombre internacional. Y, lentamente, otros géneros y subgéneros musicales –como el jazz o los ritmos latinos- van encontrando referentes que enriquecen el panorama de la música local.
Tango
Esta amalgama de raíces africanas, europeas y criollas, es la contribución argentina a la cultura mundial por excelencia. De origen netamente popular, gestado en suburbios, prostíbulos y conventillos de Buenos Aires, el tango (que significa “lugar de reunión de los esclavos”) es inseparable de la melancolía de su música y letras y la sensualidad y pasión de su danza.
En sus inicios, que arbitrariamente podrían situarse a mediados del siglo XIX, eran la flauta, el violín y la guitarra los principales instrumentos utilizados. A partir de 1900, con la fuerte presencia inmigratoria, se sumó el bandoneón, el cual tomó un protagonismo que dura hasta hoy.
Carlos Gardel, el “Zorzal Criollo”, fue quien popularizó el tango como canción durante las primeras décadas del siglo XX y se convirtió en el emblema mundial de este género y en un símbolo de la cultura argentina.
A partir de la década del 40, con la consolidación de las industrias culturales locales, en especial la radio y el cine, el tango entró en su edad dorada, con compositores y cantantes como Osvaldo Pugliese, Aníbal Troilo, Enrique Cadícamo, Tita Merello, Virgilio y Homero Expósito, Alberto Castillo, Enrique Santos Discépolo, Horacio Salgán y Homero Manzi, entre una innumerable lista.
Roberto Goyeneche inició su carrera a mediados de los 50. Sin embargo, fue uno de los tangueros más versátiles, dueño de un fraseo y estilo único que lo ubican transversalmente a lo largo de la historia del tango. Hasta su muerte, en 1994, fue reivindicado por todas las generaciones. Además, el “Polaco” Goyeneche apadrinó la carrera de Adriana Varela, singular cantora que se ha posicionado como una de las voces femeninas actuales del 2x4.
Entre los 60 y los 70, el tango vivió una renovación de la mano de Ástor Piazzola quien, a través de sus composiciones y su bandoneón, lo llevó a las fronteras musicales con otras músicas, como el jazz. La línea más tradicional encontró en el Sexteto Mayor, Julio Sosa, Leopoldo Federico y Mariano Mores, exponentes que aún mantienen su vigencia.
Otra vertiente del desarrollo contemporáneo del tango está signada por el cruce con otros géneros, resultado de la incorporación de músicos jóvenes que lo han revitalizado a través de la incorporación de la electrónica y el rock. Algunos de esos proyectos son Gotan Project, Bajo Fondo Tango Club y Tanghetto.
En Buenos Aires, tres eventos ya se impusieron en la agenda mundial: son el Campeonato, el Mundial y el Festival de Tango que, desde hace una década, convocan a visitantes de todo el mundo.